RECOMENDADO POR:

Javier Yañez Garrido

Docente Escuela de Gastronomía.

Sede Valparaíso

Chocolate

El pasado Domingo 10 de Abril la comunidad cristiano católica celebró el Domingo de Ramos, dando así inicio a la Semana Santa que culmina con esta tradición religiosa en que durante el fin de semana santo, creyentes o no, se adhieren a ciertas celebraciones o simplemente disfrutan de lo que el comercio y la publicidad insertan en la sociedad en la que nos movemos.

Y es que el domingo 17 de Abril se celebra la Pascua de resurrección, y son pocos quienes quedan ajenos a la locura del conejito de pascua y sus huevitos de chocolate, que como motivo religioso y según cuenta la leyenda, cumplen con el objetivo de anunciar con alegría la resurrección de Jesucristo luego de tres días. Y es el chocolate el actor principal durante estas festividades, la mezcla de azúcar con productos obtenidos de la manipulación del cacao, como lo son la manteca y la pasta de cacao.

Producto que dependiendo de diferentes porcentajes y más o menos de uno otra materia prima, nos entregará variedades de chocolates de mejor y / o peor calidad.

Es en este punto en el que deberíamos poner especial cuidado en el tipo de producto que le pondremos en la boca a nuestros niños y, que de no ser bien elegidos, podrían generar más de algún mal rato y hasta alguna visita al médico.

Pero, ¿cómo saber que estamos comprando? Lo primero es entender que no todo lo que se vende por chocolate realmente lo es. Muchos de los que nosotros conocemos por chocolate no son más que sucedáneos con altos contenidos tanto de grasa como de azúcar.

Para obtener un chocolate real, dependerá de qué ingredientes que se combinen con la manteca de cacao y se asignará lo que se conoce como porcentaje de cacao. Así podremos obtener el chocolate oscuro o amargo, chocolate semi oscuro, chocolate de leche y chocolate blanco. El sucedáneo, por su parte se obtiene de la mezcla de azúcares, saborizantes artificiales y un porcentaje mínimo de cacao, sustituyendo la manteca de cacao con otras grasas vegetales como: grasas hidrogenadas o no hidrogenadas.

Por lo tanto, son imitaciones del chocolate real, aptas para el consumo humano, pero que carecen de los beneficios que puede otorgar el chocolate real a la salud de las personas.

El chocolate real, se sentirá siempre suave y aterciopelado en la boca. Si su textura fuese grasosa, esto significa que el chocolate es de menor calidad. Un buen chocolate se derrite rápidamente en la boca o en la palma de la mano, en cambio, el chocolate sucedáneo tiene un sabor menos intenso y se derrite mucho más lento en la boca dejando una sensación grasosa en el paladar.

Si bien los huevitos de chocolate son sólo un gesto, debiésemos buscar entregar amor a través de productos delicados y de buena calidad y no que pudieran dañar a quienes tanto queremos.

 


*Columna publicada en La Estrella de Valparaíso.