El personal calificado siempre es necesario en el sector minero y desde la formación técnico profesional es posible abordar algunas de las brechas de talento más imperativas.


 

Sin duda, la importancia de la educación técnico profesional (TP) para el capital humano minero es alta. Y es que este sector es conocido por su creciente necesidad de trabajadores, incluso a pesar de las dificultades que algunos proyectos puedan presentar.

“La producción sigue creciendo y se requiere contratar más mano de obra, es decir personal calificado”, precisa Cristián Cavieres, director de Carreras de Maquinaria, Mantenimiento y Energías Renovables de Duoc UC. Por ello, agrega, desde la mirada de los alumnos de carreras técnico profesionales, tienen grandes oportunidades de empleo y desarrollo profesional, ya que constantemente son capacitados y certificados en áreas claves.

Otra enorme ventaja de la educación TP es que cuenta con «una Estrategia Nacional que la fortalece en lo relativo a la pertinencia de sus programas, la posibilidad de articular entre distintos niveles para que las personas puedan formarse de manera más flexible y pertinente en el sector productivo y de servicios”, dice Héctor Henríquez, director sectorial de Mantenimiento y Logística de INACAR.

En el caso de la minería, esto se expresa en que el Marco Nacional de Cualificaciones TR «que ha sido desarrollado desde hace años por el Consejo de Competencias Mineras (CCM), por lo que las personas que quieran ingresar a la minería desde el mundo TP tienen la información y la oferta académica disponible para forjar la trayectoria formativa y laboral que más se acomode a su realidad”, precisa Henríquez.

Este marco se actualiza de forma constante para incorporar “nuevos estándares y competencias que promueven una minería más innovadora, sustentable e inclusiva, para así ir orientando la formación y capacitación de las personas, en sus distintos niveles”, comenta Vladimir Glasinovic, director Programa Eleva (alianza CCM-Eleva).


De hecho, en el segundo semestre incluirá nuevos estándares laborales vinculados al proceso de desalinización y nuevas Rutas de Aprendizaje, en base a las competencias requeridas para los procesos de desaladoras.


Asimismo, el CCM entrega el Sello de Calidad, que certifica a los programas formativos alineados con el marco, lo que equivale a una señal de reconocimiento tanto para los establecimientos certificados como para los alumnos que egresan. «En la actualidad, ya son más de 60 programas provenientes de liceos, instituciones de educación superior, OTEC y centros de formación de empresas los que cuentan con Sello de Calidad CCM en muchas regiones del país”, cuenta Verónica Fincheira, gerenta del CCCM (alianza CCM-Eleva).

 

*Nota publicada en El Diario Financiero