1er lugar

José Miguel Moisés Calderón Ortega, estudiante de Ingeniería en Informática, sede Melipilla

El hombre en la fotografía es mi padre, tiene 73 años, él comenzó a los 10 años a trabajar en la artesanía en greda. Este trabajo le brindó muchas virtudes, las cuales son; humildad, bondad, gratitud, creatividad, entre otras. Sin embargo, este es un trabajo que hoy en día está quedando en el olvido, pues, toma mucho de tu tiempo, de tu vida y tu salud. Yo me cuestiono las virtudes que uno gana por este trabajo, puede que sea mejor persona, más centrada, amable, etc. Pero perderse toda una vida por trabajar y desarrollar estas virtudes creo que es demasiado. Mi padre lleva trabajando más de 60 años hasta el día de hoy, cito sus palabras: “Si no trabajo nadie paga las cuentas, si no trabajo mi jubilación no cubre lo básico”. Él con su esfuerzo, a mí y a mis hermanos nos dio la posibilidad de estudiar, nos brindó sus virtudes y como él debemos ser frente al resto. Para concluir, esta pregunta representa según mi punto de vista el sentido de la fotografía: “¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir?”, cuestionando así, si vale la pena gastar nuestro tiempo a cambio de una mejor calidad de vida.

2do lugar

Antonio González, estudiante de Comunicación Audiovisual, sede Viña del Mar.

Foto tomada en Mercado Cardonal, en uno de los puestos que aún quedan y resisten a pesar del paso del tiempo.

3er lugar

Bárbara Osorio Echeverría, estudiante de Ingeniería en Recursos Humanos, sede Maipú.

Hombre campesino que trabaja el agua salada de Cáhuil (Pichilemu), para que en unos meses pueda extraer la sal de cada pozón, una tradición familiar que en el 2011 llegó a obtener un reconocimiento por el Consejo de la Cultura y las Artes como “Tesoros Humanos Vivos”.