Ambos son elementos esenciales para cada labor dentro de la construcción. Nota escrita por Mario Navarro Cortés, ingeniero constructor y docente de la Escuela de Construcción de Duoc UC, sede Maipú.


 

La incorporación de nuevos elementos de fijación y sujeción en la construcción ha permitido solucionar muchos desafíos que antaño era impensable hacerlo. Si bien estas tecnologías son traídas desde el exterior, se han ajustado a nuestra realidad de país sísmico.

Por ejemplo, en la construcción se han incorporado sistemas de fijación en la madera con el fin de generar mayor capacidad de transmitir cargas, y así aminorar los posibles daños en las estructuras y en sus revestimientos.

Si analizamos los distintos oficios de obra, encontramos que el ejecutar uniones se transforma frecuentemente en la tarea principal. Albañiles, carpinteros, vidrieros, enfierradores, soldadores, entre otros, basan gran parte del dominio de su oficio en el saber unir de la manera correcta los materiales correspondientes.

Pernos y tornillos: una alternativa

El perno (en latín: perna ‘pierna’) es una pieza metálica que puede tener diferentes largos. Es un elemento de unión. Básicamente este elemento metálico con cabeza pasa por perforaciones que permiten unir y fijar cosas. Normalmente son fabricados de acero o hierro de diferentes durezas o calidades. Tienen diferentes tipos de cabezas según sus usos, hexagonales, redondas, avellanadas entre otras. La rosca del perno puede ser métrica o en pulgadas.

El tornillo (del latín tornare = ‘dar vueltas, girar’) es una pieza metálica que tiene como función unir dos o más elementos. Esta pieza está compuesta principalmente por tres partes: cabeza, cuello y rosca.

 

*Publicado en La Cuarta Constructor