Ordena, limpia y mantiene todo impecable para los alumnos y docentes. “Es bonito ver cómo los chicos aprenden y se superan”, dice.


 

Día a día, en su turno de la tarde, David Santana (54 años) ve a cientos de estudiantes transitar por los pasillos del edificio de la sede Valparaíso. “Los conozco a casi todos, especialmente a los más antiguos, que siempre me saludan y me tienen cariño”, dice.

Colabora hace seis años como auxiliar de servicios y de tanto mirar, ya distingue a los más tranquilos, a los desordenados, los esforzados y también a los más pillos. “Una vez iban a tomar exámenes y un grupo había escrito la materia en las mesas. Pero el profe se dio cuenta antes y yo tuve que ir a limpiar. Los niños me decían medio en broma ‘¡tío, no los borre, no nos embarre!’. Y yo calladito no más”, relata entre risas.

También lo conmueven las historias de superación. “Uno conoce jóvenes que se sacan la mugre estudiando y da gusto verlos sacar su carrera”, reflexiona.

Reconoce que en la cuarentena echó de menos toda esa rutina y ajetreo y ahora que los alumnos salieron de vacaciones, se siente el silencio nuevamente. “Pero estamos aprovechando esta época para pintar las salas y dejar todo listo para marzo”, adelanta.

“Me gusta, pues siento que me valoran. Aquí me respetan, independientemente de dónde uno se desempeñe siempre hay un buen trato y eso es bonito”.

Sentirse contento y valorado 

David cuenta que antes de ser auxiliar de servicios, trabajaba en una maestranza en Santiago. “Era una labor bien pesada, incluso un poco arriesgada a veces”, recuerda, a la vez que lo contrasta con su actual rutina, que es mucho más tranquila.

“Yo nunca había me había ganado la vida haciendo labores de limpieza, ¡el único aseo que hacía antes era en mi casa! Sin embargo me gusta, pues siento que me valoran. Aquí me respetan, independientemente de dónde uno se desempeñe siempre hay un buen trato y eso es bonito”, asegura.

 

HISTORIA DE FAMILIA


 

Aunque lleva ya seis años en Duoc UC, el vínculo de David con la Institución viene desde antes, ya que sus dos hijas estudiaron en la sede Viña del Mar.

Catalina, de 29 años, se tituló de Comunicación Audiovisual y luego en Administración en Hotelería. Mientras cursaba los ramos, ejerció funciones en la biblioteca de la sede Valparaíso.

En tanto, Carolina, de 31, se formó en Diseño Gráfico. “Y luego cursó Diseño Industrial con una beca que nos dan a los funcionarios. Era algo que a ella siempre le gustó, así es que estoy muy agradecido de Duoc UC”, expresa contento.